Podríamos decir que actualmente, el mundo de la cocina asiática y más concretamente la japonesa está el pleno auge. Gracias a la expansión de los mercados orientales hacia occidente y la influencia de grades Chefs en sus cocinas, cada día conocemos mas y somos mas exigentes en este sentido.
Dentro de la gran variedad
de elaboraciones asiáticas que conocemos se encuentra una que destaca por ser
seguramente la más famosa: el sushi. Y como bien sabemos, existen muchas
variedades de sushi: tenemos el maki (rollo de alga con arroz), los nigiris
(piezas individuales de arroz sin alga), los te-makis (el mismo concepto que el
maki pero hecho en el momento y normalmente con forma de cono), el chirashi
sushi (bol de arroz con ingredientes por encima) y también el sashimi.
Aunque mucha gente lo
desconozca, el sashimi es una variedad de sushi. Consiste en láminas de pescado
sin arroz. Se suelen acompañar con salsa de soja, jengibre o wasabi.
Normalmente suele ser frió o ligeramente atemperado. Y aunque pueda parecer lo
mismo, no debemos confundirlo con el sasami.
El sasami es un tipo
especial de sashimi específico para el pollo. Se suele hacer con lo que se domina
el filete Mignon, el solomillo del pollo puesto que es la parte mas magra y
limpia. Para su elaboración hay que limpiar bien la pieza retirando la telilla
que lo envuelve y el tendón que recorre todo el filete. Después de esto se
suele soasar ligeramente en la parrilla o con un soplete. Lo importante es
conseguir que el interior quede caliente pero crudo puesto que lo que queremos
destacar es la melosidad de la carne. Tal vez no parezca muy recomendable comer
pollo crudo pero si lo adquirimos de nuestro proveedor de confianza y tenemos
completa seguridad que es fresco, no existe riesgo alguno.
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