Gracias a Cameo, he podido disfrutar de la película que fue premiada en los Oscars del 2008 como Mejor película Extranjera y a Mejor película en el Festival de Montreal: Despedidas.
Este film del director Yojiro Takita, cuenta de una forma sutil los prejuicios de la sociedad japonesa y como la tenacidad los supera.
Para introduciros, explicar que durante toda la película gira entorno al protagonista, Daigo Kobayashi, protagonizado por el actor Mashiro Motoki.
Daigo es un violoncelista profesional recién casado que después de haber invertido mucho en su violoncelo y haber trabajado muy duro para que lo aceptaran en una orquesta, se ve en la calle a causa de que la banda esta en ruina y se ve obligada a disolverse.
Con la comprensión de su joven esposa se ve forzado a volver a su pueblo natal, donde su difunta madre le dejó en herencia la casa. Como es normal, allí debe de buscar un nuevo empleo.
Una mañana en el periódico encuentra un anuncio muy llamativo ya que se describe como u empelo bien pagado y de pocas horas Por lo tanto, sin pensárselo mucho, Daigo se dirige a la oficina del anuncio y allí es contratado por el excéntrico dueño, sin saber aún cuál va a ser su trabajo.
El caso y para sorpresa de Daigo, su empleo bien pagado es de amortajador, es decir, la persona que prepara al recién difunto antes de ser enterrado o incinerado. Como os podéis imaginar esto supone un cambio brusco en la vida de Daigo, de tal forma, que se lo oculta a todo el mundo, incluido a su mujer.
Como primer punto a destacar del film es la representación sutil del funcionamiento de la sociedad japonesa delante de estos temas y los ritos que llevan a cabo. Durante todo el film se muestra la pauta que se utiliza para el amortajamiento del difunto y las diferentes situaciones en esos momentos donde los familiares se derrumban y afrontan como pueden o saben a la muerte de una persona cercana. Para mi sorpresa descubrí que estos procesos de amortajamiento se hacen delante de toda la familia y es una parte del rito funerario, por lo tanto la delicadeza con la que hay que preparar el cadáver es muy elevada y a la vez delicada.
De esta forma, se ve plasmado el rechazo que sufre Daigo por su trabajo, hasta el punto de que tanto su mujer como amigos le rechazan, por la simple superstición de que trabajar con difuntos trae mala suerte.
Aún así el personaje que encarna Mashiro Motoki demuestra una gran tenacidad y convicción de que lo que hace es necesario de alguna forma y aunque no se lo reconozcan debe de seguir adelante.
Despedidas muestra los valores de la tenacidad y la comprensión. De como la sociedad y la gente en general se dejan llevar por los prejuicios y no se dan cuenta de que oficios como el de amortajador son realmente necesarios para preparar a los difuntos en su funeral y sobretodo preparar a los familiares a despedirse de esta persona. Todo esto se mezcla con el dilema moral que lleva el protagonista en su interior al sufrir de pequeño el abandono de su padre.
Sin duda es una gran película, de estilo sencillo e incluso rozando lo sobrio, pero que no puede evitar arrancarte una sonrisa de la cara, ademas de que deja que el espectador se cree otra visión de la muerte, mostrándola como algo muy natural e incluso me atrevería a decir beneficioso. Dando a entender de que la muerte es un paso más de la vida, y que aún así el respeto hacia lo que fue esa persona hay que llevarlo hasta más allá del final.
Gran merecedora de los premios que le fueron otorgados y sin duda altamente recomendable.
Por: Laia
Una verdadera obra maestra la vi en su momento y no dejo de recomendarla, pero el cine japonés tiene un porcentaje muy bajo de malas películas y hasta las más bizarras o de clase B son dignas de ver. Un saludo desde uruguay
ResponderEliminarYo tengo que reconocer que me sorprendió, porque viendo sólo la caratula no te esperas una película tan recomendable.:)
ResponderEliminarY estoy de acuerdo en que hasta las películas japonesas malas, son buenas de alguna forma. ;) Y ya no hablemos de las del resto de Asia.
¡Gracias por tu comentario!
-Laia